Samuel y el Faro Silencioso

En busca de la verdad.

En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía un joven llamado Samuel. Era conocido por su amabilidad y su disposición para ayudar a los demás. Sin embargo, había algo que lo atormentaba en su interior: una curiosidad desmedida que lo llevaba a observar las vidas ajenas con tanto interés que, a menudo, se olvidaba de la suya propia.

 

Un día, mientras paseaba por el mercado, Samuel se encontró con un grupo de personas que hablaban mal de un vecino. El joven, impelido por su deseo de saber más, se acercó y comenzó a escuchar. Las palabras que escuchó fueron como un veneno que se infiltró en su corazón. La curiosidad se transformó en juicio, y pronto se vio atrapado en un ciclo de chismes y críticas.

 

Con el tiempo, Samuel comenzó a distanciarse de sus amigos y de su familia, cada vez más consumido por la necesidad de saber y de opinar sobre los demás. Su vida se tornó oscura y solitaria, y la alegría que una vez había sentido se desvaneció. Una noche, mientras miraba por la ventana, se dio cuenta de que su mirada se había vuelto amarga. En lugar de ver la belleza del mundo, solo podía ver los defectos de los demás.

 

Fue entonces cuando recordó las palabras que había escuchado en una reunión de la comunidad: "Si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti". Samuel entendió que no se refería a un ojo físico, sino a esa curiosidad destructiva que lo había llevado a perder de vista lo realmente importante.

 

Con un profundo suspiro, tomó la decisión de cambiar. Comenzó a enfocarse en sí mismo, en sus propias acciones y pensamientos. Se dedicó a ayudar a su vecino, a escuchar sus historias y a aprender de sus luchas. Poco a poco, su corazón se llenó de amor y compasión, y la oscuridad que había nublado su vida comenzó a disiparse.

 

Samuel comprendió que a veces es necesario deshacerse de aquellas cosas que nos desvían del camino correcto, incluso si parecen inofensivas o naturales. En su caso, la curiosidad se había convertido en un obstáculo, y al dejarla ir, pudo redescubrir la luz que siempre había llevado dentro.

 

Así, el joven del pueblo se convirtió en un faro de esperanza y bondad, y su historia inspiró a otros a reflexionar sobre lo que realmente importa en la vida. Al final, Samuel aprendió que es mejor entrar en la vida con un solo ojo, que perderse en la oscuridad de la crítica y el juicio. como se llama esta narrracion y de quien es

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